lunes, 19 de octubre de 2009

RUTA 5 NORTE CRUCE ILLAPEL-LOS VILOS


EL CRUCE OLVIDADO
Claudio Araya Villalonga
carayav.blogspot.com

Cómo quisiéramos conocer cuál es la verdadera razón que existe para que, por tantos años se haya discriminado a nuestras comunas (Illapel y Salamanca), privándonos de una entrada digna a nuestro territorio en el cruce con la carretera 5 Norte, empalme con Los Vilos. Viajando hacia el norte o hacia el sur a partir de este punto, uno se va encontrando con excelentes alternativas de ingreso a sectores que ni siquiera tienen un mínimo porcentaje del movimiento e importancia que tienen nuestras comunas.
Si mal no recuerdo, desde que se terminó esa magnífica obra se ha venido entregando las más variadas explicaciones al respecto. En principio se iba a construir un “trébol” como se hace con las modernas carreteras de la actualidad. Luego, se divulgó que esto no era posible debido a que, por encontrarse el Humedal de Conchalí justo en el lugar en que el mencionado “trébol” quedaría instalado, las labores de construcción implicaban que una hipotética parte del “trébol” se introduciría en el sector, ocasionando disturbios en la vida de las aves migratorias y permanentes que co-existen en el lugar. Ésta situación habría retrasado la obra hasta que se encontrase la solución al problema. Algunos años más tarde, cuando –por alguna desconocida razón- ya se hubo descartado de plano la construcción del mítico “trébol”, se prometió al menos una buena señalización y una mejor iluminación del sector, todo esto por parte de un Subsecretario de Obras Públicas, de visita en nuestra ciudad por ese tiempo. Finalmente y después de muchos años, no sólo carecemos de lo prometido sino que -casi como una burla- nos hemos quedado a cambio con un solitario letrero y un pobre poste de luz que alumbra un paradero, a varios metros de la orgullosa doble vía y que malamente señalan la entrada al camino hacia Illapel y Salamanca. Por años y a la vista y paciencia de los usuarios y las autoridades de Salamanca e Illapel, no se construyó el anhelado “trébol”, ni siquiera una entrada bajo o sobre nivel que prevenga accidentes que derivan del hecho de tener que cruzar cuatro pistas para ingresar a la carretera, ni tampoco se iluminó convenientemente el sector como tantas veces se prometió. Ante esta realidad se calló y aceptó los hechos. En lugar de eso ¿no habría sido mejor intentar una alianza estratégica entre ambas municipalidades (mejor aún: entre las tres involucradas) y luchar por encontrar una solución definitiva a este problema?

lunes, 5 de octubre de 2009


LA FERIA DE ILLAPEL
Claudio Araya Villalonga
carayav.blogspot.com


¿Desde hace cuánto?... ¿diez… quince… veinte… treinta años… que está allí? Llegó para quedarse e inútiles resultaron los innumerables reclamos, protestas, sugerencias y consultas de los residentes en el sector. La autoridad fue inflexible: la Feria no se mueve. Se le viene a uno a la memoria la eliminación de las ramadas que se ubicaban en la Avenida Vial, cuando un alcalde (¿o alcaldesa de la época?) pretextó el cambio de lugar que ocupaban debido a que “los vecinos reclamaban por la incomodidad que les significaba tener por tres o cuatro días al año, cerrada la calle”. Debido a ello es que esta expresión de chilenidad deambuló por diferentes sitios hasta establecerse finalmente en las afueras de la ciudad en un sitio eriazo que la ha llevado casi a punto de desaparecer. Estamos hablando de una época en que no existía siquiera un 1 por ciento del parque automotriz que circula actualmente por las calles. Hasta hoy y desde sus inicios, la Feria utiliza la avenida no tres ni cuatro días al año sino que, prácticamente ¡más de ciento sesenta días! Para culminar, se agregó hace no mucho, una Feria de las Pulgas unas cuadras más abajo (específicamente en la parte trasera del Hospital), por un día a la semana, es decir: 52 días más al año, los que sumados a los anteriores arroja alrededor de doscientos veinte días con la circulación de vehículos interrumpida en esa vía pública (¡60% del año!).
Naturalmente, es una fuente importante de trabajo y presta un necesario servicio a la comunidad. Sin embargo, acarrea también numerosos inconvenientes cuya solución se ha dilatado ya por demasiados años. Se sabe que el municipio –gracias a valiosos aportes regionales- adquirió un terreno donde se albergará en forma permanente esta Feria pero, los cálculos más optimistas en relación a su eventual ocupación no bajan de cuatro años más. ¿Resistirá la capacidad de tránsito nuestra ciudad prescindiendo de esta importante vía considerando el actual ritmo de crecimiento del parque vehicular?

viernes, 2 de octubre de 2009

PASEOS DE LA CIUDAD

LA PLAZA DE ARMAS
Claudio Araya Villalonga
carayav.blogspot.com


En el año 1954, en medio de gran jolgorio Illapel celebraba su segundo Centenario. Existen aún algunos ejemplares de la publicación que se hizo con motivo de esta magna ocasión. Y por aquella lejana fecha, nuestra Plaza de Armas lucía ya su actual estructura, lo que nos estaría señalando que cuenta ésta con una antigüedad de bastantes años y lo cual significaría entonces que esta venerable anciana no ha cambiado en mucho tiempo su fisonomía. Desde luego es necesario considerar que durante el período de quien fuera alcalde de la ciudad don Arturo Serey Cortés, hubo un remozamiento que consistió entre otras cosas en el cambio de algunos asientos de concreto, los que fueron reemplazados por escaños de madera de los cuales, la mayoría se encuentra en deplorable estado. Por cierto, también se llevó a cabo el cambio de los anteriores postes de cemento que sostenían su iluminación, por unos de madera y fierro que pretendían emular estructuras coloniales. Muchos años antes se había llevado a cabo la construcción de un escenario al aire libre consistente en una gran concha acústica de concreto con vista al municipio. Derribado por fallas estructurales debido a los movimientos telúricos, esta construcción fue reemplazada por una especie de “mecano” de fierro y madera que tuvo corta vida. En este brevísimo recuento sería injusto dejar de lado “la casita en la pradera” que se instaló a fines de la década de los ochenta y que aún persiste, sin que jamás haya prestado una verdadera utilidad y sigue allí, para sorpresa y consternación de ex illapelinos y turistas que no se explican cómo pueda existir esta construcción dentro de la plaza. Así, se han ido agregando quioscos, juegos de todo tipo, construcciones varias, canchas de patinetas y pistas para bicicletas y otros móviles, iluminaciones provisorias y desordenadas que quedan en forma tan permanente como deficiente. De esta forma, llegamos a la famosa y sobreexplotada reestructuración y reconstrucción de la Plaza de Armas de Illapel, obra anunciada desde hace ya un par de años habiéndose expuesto en varias ocasiones algunas maquetas para consideración de la comunidad. Teóricamente, los habitantes de la ciudad tuvieron la oportunidad de manifestar sus objeciones y sugerencias pero, los planos originales de la empresa encargada del diseño se mantuvieron inflexibles. Definitivamente su reconstrucción se llevará a cabo en una desconocida fecha mientras, para nuestro rencoroso despecho y sana envidia, los habitantes de la vecina ciudad de Salamanca disfrutan desde hace largo tiempo de su flamante, bien iluminado y magnífico paseo peatonal.